Géneros

A la luz de un Gobierno homofóbico y machista, crecen los ataques contra lesbianas en Argentina

Cuatro mujeres lesbianas fueron atacadas el año pasado en su propia vivienda en Barracas cuando un vecino las prendió fuego con una bomba molotov casera. El caso puso de manifiesto la situación de violencia estructural que atraviesa la población LGBT en Argentina. En las últimas semanas, se registraron tres ataques a lesbianas en apenas 13 días. Si bien este escenario ha sido moneda corriente del colectivo LGBT+ por años, las organizaciones denuncian que los discursos de odio y el desfinanciamiento de políticas públicas promovidas por el Gobierno nacional profundizan el escenario de vulnerabilidad.

El pasado martes 4 de febrero una pareja de lesbianas fue atacada mientras caminaba de la mano por la vía pública. Fue alrededor de las 18:30 en el barrio porteño de Balvanera, cuando un hombre en bicicleta se acercó a la pareja y, luego de bloquearles el camino, les pegó.

"Estaba caminando de la mano con mi novia, ya que tenía un turno en el dentista y decidimos ir a pie", relató una de ellas, en diálogo con Página12. Contó que el hombre se acercó de pronto, cruzó su bicicleta y le preguntó: "¿Por qué te vestís como hombre si sos mujer?". Y "antes de que pudiera reaccionar, me golpeó con un puñetazo que me tiró al suelo, dejándome inconsciente. Todo se volvió negro".

La mujer terminó con una fractura en la nariz, un diente roto, contusiones en la cabeza y lesiones en la nuca. La pareja también fue agredida, sufriendo heridas en una de sus manos. El responsable, un hombre de unos 30 años con identidad reservada, fue detenido por otro transeúnte mientras intentaba escapar. La Policía se lo llevó y quedó imputado por "lesiones graves".

"Siento un miedo tremendo. Ahora caminar por la calle, incluso durante el día y con gente alrededor, me genera una inseguridad enorme. Me preocupa que pueda aparecer alguien más y me lastime. Llevo tres años viviendo acá y nunca había presenciado algo así, ni hacia mí ni hacia nadie. Fue una experiencia horrorosa", expresó una de las víctimas.

La pareja está siendo asistida por la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transexuales, junto con el Observatorio de la Defensoría del Pueblo, quienes solicitaron una reunión con el fiscal a cargo de la causa, Santiago Almeida.

Una de las mujeres dijo que hoy se percibe "un aumento en la violencia. Cada día se registran más ataques y agresiones, incluso a plena luz del día. Aunque uno esté alerta, estas situaciones son imprevisibles. Los discursos de odio actuales sólo fomentan más odio".

El hecho se inscribe en una trama de violencias lesboodiantes que se profundizó en el último tiempo.

El 29 de enero, un hombre roció con combustible y prendió fuego la vivienda de una familia integrada por una pareja de lesbianas. Sucedió en la localidad bonaerense de Cañuelas. Y según precisan desde la Federación Argentina LGBT+ "esta historia de violencia lesboodiante comenzó en 2022", ya que el responsable llevaba tiempo "amenazándolas impunemente".

Luego de la pandemia, la pareja se mudó a esa zona semi rural del sur del Gran Buenos Aires para "tener una vida más pacífica, en contacto con los animales y la naturaleza". Pero "una vez ahí, conocieron la historia de un vecino, Orlando Alcides Lutz Fogar, que estaba violentando a otra pareja de mujeres en el barrio y decidieron actuar para demostrarle que no estaban solas, acudiendo a las situaciones en que él las amedrentaba", según explica el comunicado de la organización.

Entre los distintos hechos que se fueron multiplicando, detallaron que Lutz Fogar las filmaba con su teléfono cuando ellas se iban o llegaban a su vivienda, "se interponía en el camino del auto", y "les hacía gestos de persignación o de fornicación". Lutz Fogar incluso llegó a prender fuego el pilar de electricidad del domicilio.

"A pesar de todas las denuncias presentadas, la única respuesta de la Justicia fue una perimetral para una sola de las integrantes de la familia, que (el hombre) nunca cumplió", afirman desde el FALGBT+.

Al momento de producirse el incendio, la vivienda no estaba habitada, Lutz Fogar "una noche apuntó a la casa con una mira láser. Logró su objetivo: inmediatamente abandonaron la casa que construyeron con tanto amor y esfuerzo por miedo a morir". En la madrugada del 29 de enero "las despertó un llamado telefónico de una vecina advirtiéndoles que la casa estaba en llamas".

Las filmaciones de las cámaras de seguridad muestran al hombre caminando en medio de la calle a las 3:40 de la mañana con un bidón de nafta en la mano, acompañado por su perro. Se dirige directamente a la casa, la rocía con nafta y la prende fuego, pensando que la familia estaría adentro.

La pareja aportó pruebas y testigos para cada uno de los ataques, aunque la Justicia no garantiza medidas para protegerlas.

Aumento exponencial de los ataques

Otro de los ataques de odio se produjo la madrugada del miércoles 12 de febrero en la localidad de Orán, Salta. Un hombre ingresó a la vivienda de una mujer lesbiana e intentó asesinarla dándole 7 puñaladas. La mujer logró defenderse y sobrevivió. En la vivienda también estaba su hija adolescente, que salió ilesa.

La mujer fue trasladada a un centro médico de Orán, donde le practicaron 24 puntos de sutura y actualmente está fuera de peligro. El agresor fue detenido horas después, y la víctima dijo en redes sociales que sigue viva "con mucha suerte".

El hecho, sin embargo, generó preocupación en la comunidad. La colectiva feminista Panambi publicó un comunicado titulado "Con nombre propio: ataques de odio", en el que expresa: "Nos encontramos con mucho dolor y bronca. Creemos que este ataque no fue al azar, sino que fue puntualmente orquestado para terminar con la vida de una mujer lesbiana y madre de nuestra ciudad".

En la misma línea, el círculo cercano de la víctima sostiene que se trata de un ataque de odio por su orientación sexual.

Desde Panambi, se expresaron en alerta "por la desprotección cotidiana en la que nos encontramos en el norte de nuestra provincia. Han aumentado explosivamente los casos de violencias extremas y discriminaciones, y se dan dentro de un contexto sociopolítico en el que se legitiman y promocionan los discursos de odio hacia las mujeres y específicamente sobre las lesbianas y trans".

Remarcaron que el ataque entra en la figura de intento de lesbicidio y reclamaron a la Justicia que el hecho no quede impune.

El escenario no es nuevo: el año pasado se produjo un ataque lesboodiante contra cuatro mujeres que residían en un hotel-pensión en el barrio porteño de Barracas. Un vecino prendió fuego el lugar utilizando una bomba molotov casera. Sólo sobrevivió una de ellas. El hecho generó una rápida movilización en el colectivo, el cual demandó que el ataque sea caratulado como crimen de odio. Además de poner en foco la violencia creciente contra este grupo, también puso de manifiesto la falta de acceso a condiciones dignas de vivienda y salud.

Una mirada del activismo local sobre el lesbicidio de Barracas: "seguimos siendo invisibles"

Los discursos de odio no vienen solos

Estos episodios no pueden entenderse sin considerar la coyuntura de aumento de los discursos de odio y ajuste en las políticas de géneros y diversidades. El presidente Javier Milei ya hizo cambios en leyes clave en esta materia, como la de Identidad de Género, que fue modificada por decreto, la prohibición del uso del lenguaje inclusivo en todos los ámbitos de la Administración Nacional. Además, intentó modificar otras como la Ley de Educación Sexual Integral -aunque sin éxito- y adelantó que hará lo mismo con otras cuestiones centrales como la figura del femicidio en el Código Penal, la cual quiere eliminar.

Milei carga contra el colectivo LGBT a fuerza de decretos, ataques y ajuste

Por un lado, los derechos de mujeres y diversidades quedan fuera de las prioridades presupuestarias y de políticas públicas -lo que va a contramano de los convenios internacionales a los que Argentina adhiere-, pero las organizaciones advierten que, en la misma línea, el Gobierno sostiene un discurso hostil hacia la población LGBT+, lo que muchas veces se traduce en un aumento de las violencias contra este colectivo.

En su discurso en el último foro de Davos, Milei sostuvo que "en sus versiones más extremas, la ideología de género constituye lisa y llanamente abuso infantil" y asoció a las parejas homosexuales con la pedofilia. Y agregó que "el wokismo es la epidemia que hay que curar y el cáncer que hay que extirpar".

Las expresiones son similares a las que esgrime su círculo más cercano cuando hay que hablar sobre derechos. En septiembre, el ministro de Justicia, Mariano Cúneo Libarona, fue interpelado por los recortes en políticas de género, y allí afirmó que las políticas del ex Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades eran "un capricho ideológico".

La protección contra la violencia machista, un "capricho ideológico" para un gobierno que aborrece los géneros

En este contexto de profundización de las violencias, la titular del Instituto contra la Discriminación de la Defensoría del Pueblo de CABA, María Rachid, responsabilizó al Gobierno nacional por el aumento de la violencia contra personas del colectivo LGBT+.

En diálogo con la 750, repasó los casos de los últimos días y sostuvo que "hay agresiones todos los días y se están multiplicando cada vez más".

"Un compañero estaba en un colectivo y estaba publicando algo en redes porque es periodista y movió un brazo para acomodarse y un señor comenzó a gritarle ‘puto no me toques'", relató.

"Esto está pasando todo el día, todo el tiempo, y tiene que ver con los discursos de odio que vienen desde el Gobierno nacional. Hay que denunciar, que todos sepamos lo que generan estos discursos de odio para que podamos actuar en consecuencia y votar de otra manera la próxima vez", cerró.

La correlación entre los discursos de odio y aumento de los ataques contra ciertas poblaciones es un punto clave en las manifestaciones del colectivo feminista y LGBT+ del último año. En cada comunicado, el aumento de la violencia política y en el debate público así como las expresiones hostiles hacia ciertos grupos se perfila como una de las mayores preocupaciones, especialmente cuando el responsable es el propio Gobierno.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos recupera una definición de discurso de odio en el que lo reconoce no sólo como "expresiones a favor de la incitación a hacer daño (particularmente a la discriminación, hostilidad o violencia) con base en la identificación de la víctima como perteneciente a determinado grupo social o demográfico (...) discursos que incitan, amenazan o motivan a cometer actos de violencia", sino que también incluye "expresiones que alimentan un ambiente de prejuicio e intolerancia en el entendido de que tal ambiente puede incentivar la discriminación, hostilidad y ataques violentos dirigidos a ciertas personas".

Y reconoce que la violencia dirigida a las personas LGBT se ve reforzada por los discursos de odio, en la medida en que "cuando ocurren crímenes, con frecuencia están precedidos de un contexto de elevada deshumanización y discriminación".

Violencia estructural

Los episodios de violencia contra personas del colectivo LGBT no son hechos aislados. Están relacionados en parte a ese escenario de vulnerabilidad y prejuicio que refuerzan los discursos de odio, y en parte a las desigualdades estructurales. En la última década distintas organizaciones han trabajado en la sistematización de estas violencias, que frecuentemente pasan desapercibidas como ataques de odio al invisibilizar la identidad sexual de la víctima.

De acuerdo al Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT, en 2023 ocurrieron en Argentina 133 crímenes de odio, en donde la orientación sexual, la identidad y/o la expresión de género de todas las víctimas fueron utilizadas como pretexto discriminatorio para la vulneración de sus derechos y la violencia contra ellas.

El informe del 2023 es el último publicado, y ya da cuenta de un aumento de los casos en relación al del año anterior, donde se registraron 129. Desde la organización remarcan que los datos no son exactos, ya que sólo incluyen aquellos que han sido relevados por los medios de comunicación o han ingresado como denuncias en la Defensoría LGBT y otros colectivos, lo que permite vislumbrar "una realidad que es mucho más grave de lo que sugieren los números".

El cierre de organismos públicos y la eliminación de políticas de género refuerza la falta de cifras concretas en este sentido, que históricamente ha recaído en las organizaciones. Recién en 2023, por ejemplo, se realizó el primer relevamiento de las condiciones de vida de la población LGBT en Argentina.

El informe del Observatorio muestra que del total en 2023 el 89% de los casos (118) corresponden a mujeres trans; en segundo lugar con el 5% (7) se encuentran los varones gays cis; y en tercer lugar con el 2% (3) de los casos respectivamente cada identidad, siguen los varones trans y las lesbianas.

Y remarca que mientras el 32% corresponde a lesiones al derecho a la integridad física (violencia física que no termina en muerte), el 68% corresponde a lesiones el derecho a la vida, es decir, asesinatos, muerte por violencia estructural y suicidios.

Y el mayor porcentaje de esta categoría corresponde a las consecuencias materiales de la violencia estructural hacia la diversidad sexual, generalmente ligadas a deterioro de salud por condiciones de precariedad y falta de acceso a derechos básicos que llevan a muertes tempranas.

En 2018, Paula E., lesbiana, especialista en sistemas y estudiante de Trabajo Social de la UMSA hizo público un mapa de casos de violencia hacia lesbianas en todo el país. A la fecha se registran alrededor de 50 casos, de los cuales cerca de la mitad corresponden a denuncias por violencia institucional. Los episodios van desde hostigamiento de fuerzas policiales y ataques de transeúntes en la vía pública hasta asesinatos.

La sistematización de las violencias, sin embargo, todavía es escasa, signo de la invisibilización que todavía sufre el colectivo.

Un marco legal insuficiente

Es frecuente en estos casos la demanda de las familias o los colectivos para que los ataques sean caratulados como lo que son: crímenes de odio. Una tipificación a la que la justicia argentina todavía escapa.

En Argentina, la Ley N° 26.791 modificó el artículo 80 del Código Penal y amplió los agravantes de algunos delitos (homicidio, lesiones y abuso de armas) cuando sean cometidos "por placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión".

De acuerdo al Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT con esto "se incluyó a los crímenes de odio hacia personas pertenecientes a la comunidad LGBT+, es decir se tuvo en cuenta el odio hacia un colectivo históricamente vulnerado a la hora de la comisión de un delito" aunque advierte que lo hace "solo en casos que impliquen lesiones; agresión con arma de fuego aunque no cause heridas; o delitos que terminen en muerte. En todos los demás delitos cometidos por odio hacia la orientación sexual, la identidad y/o su expresión no es tenido en cuenta el agravante por odio".

Y remarcan que la orientación sexual, la identidad y expresión de género quedan afuera de otras normativas, como la Ley N° 23.592 de Actos Discriminatorios, donde se incluyen los pretextos discriminatorios agravantes de otros delitos por persecución u odio a una raza, grupo nacional, étnico, racial o religioso.

"De aquí la necesidad y la urgencia de modificar la Ley de Actos Discriminatorios actual o sancionar una nueva ley como la presentada en el Congreso de la Nación por la Federación Argentina de Lesbianas, Gays, bisexsuales y Trans (FALGBT+)", señala el informe.

Más allá de lo establecido por ley, en los debates judiciales no siempre se considera la figura de crimen de odio, o se invisibiliza la identidad de la víctima: una práctica cotidiana que se vislumbra, por ejemplo, en la dificultad de juzgar los transfemicidios como tales.

En línea con las organizaciones LGBT y de Derechos Humanos, Amnistía advirtió el escenario de violencia creciente: "En menos de dos semanas, tres ataques brutales contra personas LGBTI+ en Argentina nos recuerdan que el odio no es solo discursivo: es violencia real", expresó a través de un comunicado.

"Estos hechos se registran semanas después del discurso presidencial en Davos, con declaraciones alarmantes que desinforman, estigmatizan a las personas LGBTI+ e incitan al odio y a la violencia. No son hechos aislados, las vidas de las personas LGBTI+ están en riesgo en nuestro país. La justicia debe garantizar una investigación urgente exhaustiva, imparcial y con perspectiva de género en cada uno de los casos", agrega.

"Cuando desde el poder se niega la violencia de género y se patologiza la diversidad, se abona a un clima de intolerancia, donde la discriminaciónn es aceptada. Preocupa que estos hechos ocurran con tanta frecuencia luego de discursos que fomentan el odio y el rechazo a la diversidad", concluye. El comunicado lleva por título una frase que resuena cada vez más: "El odio nos pone en peligro".